La pregunta es absurda, ya sé, pero es inevitable que aparezca cada cierto tiempo. Nos la encontramos cuando cumplimos años -Feliz Cumpleaños Fernando Jesfen, pichanguero prestadito nomás, pero siempre presente, que celebró peloteando este último domingo-, cuando jugamos con chiquillos que no llegan ni a los 18 pero que corren una barbaridad, o cuando jugamos con "colegas" mayores, con hartas canas coronándolos y arrugas surcándoles la cara de lado a lado, tratando de correr casi lo mismo que el resto pero siempre con déficit de aire.
Miramos a los chibolos y nos acordamos que no hace mucho corríamos lo mismo. Miramos a los mayores y vemos que pronto, más de lo que creemos, la pichanga dejará de ser una jornada de dos horas continuas. Parece que nos estamos haciendo viejos.
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